¿Sabías que dentro nuestro conviven la energía femenina y masculina, más allá de nuestro género o identidad sexual?
El otro día en la nota que me hicieron para Revista Mola, elegí definirme como una mujer en constante equilibrio entre mi energía femenina: mi ser madre y la gestación de vida, proyectos y sueños; y por otro lado mi energía masculina: mi ser aguerrida, valiente y perseverante como profesional y emprendedora.
Creo que es en ese encuentro donde mi esencia se enriquece, en esa comunión de deseos. Eso fue lo que me permitió iniciar mi carrera en un ámbito absolutamente neurocientífico, académico y mental. Lo que me entrenó en habilidades como la capacidad metódica y la eficiencia laboral, pero también me llevó a una extrema sobrevaloración de mi mente y desconexión de mi cuerpo y experiencias emocionales.
Y fue entonces cuando empecé a conectar con mi otro costado, más espiritual y sensible. Cuando comencé a practicar mindfulness y descubrí que mostrarme vulnerable no me hacía más débil. Por el contrario, me llevó hacia un lugar de gran fortaleza y autenticidad.
Algo similar me sucedió con la carrera de doula. Mi maternidad me llevó a lugares de mucha soledad, y el formarme y estar acompañada por otras mujeres referentes me permitió sumergirme en mi mundo no-mental, conectándome con mis fibras más sensibles y humanas.
Compensar cada una de estas energías y caminos nutrió mi recorrido como profesional y también como persona. No sería la que soy hoy si no hubiera conectado con cada una en diferentes momentos de la vida. Fueron aprendizaje y son legado.
¿Resonás con esto? ¿Sentís que en vos vive más de una sola versión? Entonces te va a gustar la nota que me hicieron en la edición de verano de Revista Mola, una publicación uruguaya que ofrece una curaduría exquisita de la buena vida.
A partir de cinco preguntas, hablé de bienestar, de mindfulness, de honestidad, vulnerabilidad, admiración y reconocimiento. También de la necesidad de ser más flexibles, de soltar el control y el perfeccionismo.
Es complejo definirse en pocas líneas, pero las buenas preguntas ayudan mucho.
Un abrazo, Delfina