Dialogo maldito 2: Modo: LUCHA – HUIDA

Por Delfina de Achával

| 21/08/2023 |

La polca de la protesta

  • El lavarropas terminó hace un rato, ¿lo sacaste?
  • No, no lo escuché.  
  • Clásico, nunca escuchás nada. Igual que nunca hacés nada en casa, ni la cama, ni poner o sacar el lavarropas ni lavar los platos, nada. ¿Todo tengo que hacerlo yo? 

Este, el segundo mecanismo de defensa, es la dinámica más conocida y frecuente en las parejas que consultan. Si lo viéramos como un ring de boxeo, en este caso uno de los dos sigue con actitud de lucha, se vuelve crítico y agresivo, y el otro está distante y a la defensiva. Hasta hay veces que se baja de la pelea. 

En general, estamos programados para protestar cuando el otro no responde, y la finalidad de la polca es justamente esa, hacer reaccionar al otro, sacudirlo, conseguir una respuesta que nos devuelva la conexión y nos tranquilice. 

A diferencia del diálogo ataque-ataque, este es un circuito más sutil. En esta pauta los motivos de las discusiones son lo de menos, lo que prevalece es que uno de los dos se queja y exige atención, mientras que el otro se aleja, protestando implícitamente por la crítica y la exigencia constante.

El circuito de este tipo de diálogo genera una tensión constante. En general, el que sigue en modo lucha quejándose expresa algo como: “me siento solo/a, el otro me evita, nunca está presente. Su cuerpo está en casa, pero su mente en cualquier lado”. Mientras que el otro, que está más en modo evitación, trae en general algo como “para ella/él nada es suficiente. Me aíslo para calmarme y que ella/él se tranquilice”. 

Para trabajar esto, la clave está en adoptar una postura flexible, así como observar las propias reacciones y el impacto que tienen. Este diálogo maldito no es más que una búsqueda de auxilio enmascarada. Para no caer en él, tenemos que evitar la crítica o reproche. El reproche es un deseo expresado en negativo, como “nunca me abrazas”. En su lugar, debemos expresar el deseo, lo que queremos que la otra persona haga. “Me encanta cuando me abrazas porque me siento muy bien”. 

¿Probamos?

Después de muchos años de estudiar la mente humana integrando la ciencia occidental con la filosofía oriental, sentí una profunda necesidad de compartir mi mirada del mundo y reivindicar el poder de lo simple, chiquito y cotidiano para nuestro bienestar.

Quiero invitarlos a recorrer este espacio juntos, y así incorporar recursos y herramientas hacia una vida más alegre, liviana, y amable, en dónde honremos el vínculo con nosotros mismos y con quienes nos rodean.

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