Muchas veces me han escuchado decir que la aceptación es el componente activo de la práctica de Mindfulness. Lejos de ser un proceso pasivo, aceptar tiene que ver con el instante en que podemos reconocer la experiencia tal cual es. Ni más ni menos. Pero pucha que dificil es mirar de frente lo que aparece cuando eso no nos conviene en la agenda, nos hace sufrir o simplemente nos complica la vida.
Esta semana me costó aceptar muchas de las cosas que me pasaron en los últimos días. Y me pregunto: ¿qué es lo que más me cuesta aceptar hoy de todo esto? Aceptar el no puedo, el límite, el freno. Aceptar mi imperfección, mi vulnerabilidad, mi “falla”. Y podría seguir un rato más. Algo que me ayuda mucho es pasar aquello que cuesta por el filtro de las siguientes preguntas:
¿Para qué me sirve esta experiencia?
¿Que viene a mostrarme?
¿Qué es lo que aún no puedo ver de esta situación?
¿Qué pequeña acción puedo tomar para abrirme a una mayor aceptación y entrega?
Me repito una y otra vez. “No lo resistas Delfi, dale un lugarcito, ya llegó, habitalo un ratito en tu cuerpo que también se va a ir”.
Un abrazo fuerte y gracias por estar.