Estos días estuve pensando mucho sobre cómo quiero vivir mi año. El 2022 empezó, para muchos, con casos de contagio de Covid o de contactos estrechos. Algunos no pudieron pasar las Fiestas como habían planificado, o sus vacaciones se vieron afectadas. Y todo esto me dejó pensando…
¿Dónde estamos poniendo la vara al empezar 2022?
¿Cuánto nos estamos exigiendo a nosotros/as mismos/as? ¿Y a los demás?
¿Estamos entrenando a SER flexibles de la misma manera en la que planificamos nuestro año?
Miro para atrás y veo dos años atravesados por una pandemia que nos ha traído muchos aprendizajes. Y en mi experiencia, el más importante es APRENDER A SER FLEXIBLES. Entender que planificar ayuda, así como también ayuda dejar ir la rigidez y poder adaptarnos a los cambios que traiga la vida.
Los cambios nos cuestan a todos, en mayor o menor medida. La incertidumbre nos asusta, y muchas veces preferimos aferrarnos a un plan. Pero la realidad es que esta rigidez no evitará que las cosas pasen. En definitiva, la rigidez solo nos trae sufrimiento.
Por eso, mi invitación de hoy es a ser como la planta de bambú: FLEXIBLE Y RESISTENTE. Cuando aparece una adversidad climatológica, se dobla, pero sin romperse. Soltando nuestra rigidez lograremos exactamente eso, doblarnos, adaptarnos, pero sin quebrarnos.
Si logramos vivir en el presente vamos a poder dejar ir las riendas del futuro y estar abiertos/as a lo que la vida nos traiga.
Por eso los invito a vivir este mantra que tanto me gusta: SOLO POR HOY.
Vamos un día a la vez, disfrutando de lo más cotidiano y chiquito. Poniendo la mirada en lo suficientemente bueno y dejando ir el anhelo por un perfeccionismo que no es real. Porque es en lo suficientemente bueno donde encontraremos la dicha diaria.
¿Qué les parece?