Emociones como brújulas

Por Delfina de Achával

| 06/02/2024 |

A algunos les pasó, otros tienen o tuvieron a alguien cercano. Por desgracia, el diagnóstico de cáncer se ha vuelto más común de lo que querríamos. Y cuando llega esa noticia, esa que cae como baldazo de agua fría y  nadie querría conocer, se nos despierta un shock muy fuerte y una gran tormenta emocional.

Porque cuando llega el diagnóstico, lo primero que se activa es la emoción, o mejor dicho, todo un abanico muy variado de emociones. Surge incertidumbre, miedo, ansiedad, enojo, y muchas otras más. Pero siempre, incluso en las tormentas más terribles, hay herramientas para poder navegar mejor. 

En estos momentos de crisis, la práctica de mindfulness puede ayudar a pensar en las emociones como brújulas. ¿Y por qué brújulas? Porque nos brindan información, nos marcan el camino hacia donde ir y nos impulsan a la acción.

Tenemos un amplio repertorio emocional: nuestras emociones básicas (miedo, tristeza, ira, alegría, sorpresa y asco) se combinan para generar otras más complejas. Es como la paleta de colores, donde de la combinación de los primarios pueden salir los secundarios.

Ayer fue el Día Mundial contra el Cáncer, y quiero explicar cómo esta nueva mirada sobre las emociones nos ayuda a transitar mejor estos momentos difíciles:

–   Por cuestiones de supervivencia, debemos experimentar todas las emociones, ya que cada una nos trae un mensaje que debemos descifrar (por ejemplo, sentir miedo para huir de algún peligro). Son claves, porque nos llevan a actuar frente a una situación o un hecho. Por ejemplo, frente a un diagnóstico de cáncer.

–   Una enfermedad es una realidad que no podemos cambiar. Pero sí podemos elegir cómo la vamos a transitar, porque nuestra respuesta a ese hecho va a depender de nuestro modo de afrontarla. Si aprendemos a regular y gestionar nuestras emociones, les aseguro que cambiará toda nuestra experiencia al respecto.

–   La ciencia demostró que las emociones tienen la función de adaptación al ambiente. Pero tienen distintas intensidades y frecuencias, y de acuerdo a esto pueden ser funcionales o disfuncionales. Por ejemplo, si el enojo se desarrolla dentro de una ventana de tolerancia, es una emoción adaptativa y útil para resolver problemas, como defendernos de una situación donde se rompió un límite personal. Si se va de rango, puede ser excesivo y dificultar nuestro rendimiento y relaciones.  

–   La práctica de mindfulness puede ayudar a atravesar el momento presente sin juzgarlo, simplemente transitando y aceptando como lo que es. Podemos hacernos algunas preguntas para empezar a ejercitar esta aceptación, aunque a veces pueda costarnos encontrar la respuesta.

Tenemos la suerte de ser parte de una generación que, en mayor o menor medida, habla de salud mental y de lo que sentimos, y es nuestra responsabilidad habilitarlo cada vez más, para nuestro bienestar y el de las generaciones futuras.

¿Te animás a hablar sobre tus emociones difíciles? ¿Cuál es la que más te aparece frente a un tema de salud propio o de un ser querido?

Después de muchos años de estudiar la mente humana integrando la ciencia occidental con la filosofía oriental, sentí una profunda necesidad de compartir mi mirada del mundo y reivindicar el poder de lo simple, chiquito y cotidiano para nuestro bienestar.

Quiero invitarlos a recorrer este espacio juntos, y así incorporar recursos y herramientas hacia una vida más alegre, liviana, y amable, en dónde honremos el vínculo con nosotros mismos y con quienes nos rodean.

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