Muchas veces siento que estamos todos más conectados de lo que creemos, cuando veo a mis pacientes, amigos y seres queridos, me veo a mi misma. Veo mis debilidades, mis fracasos, mis miedos. Y también mi fragilidad.
Además, las investigaciones demuestran que cuanto más conectados estamos socialmente, más años viviremos y más rápido nos recuperaremos de una enfermedad. Porque el estar conectados activa los mismos circuitos de recompensa que el cerebro activa cuando hacemos actividades que nos dan placer (endorfinas).
Como bien dice Albert Einstein, dejemos de lado nuestras diferencias porque son tan solo una especie de ilusión óptica de la consciencia. Y aunque en este mundo suene idealista, nunca dejemos de aportar a vínculos en dónde lo que nos une sea siempre más fuerte que lo que nos separa. Nunca dejemos de apostar desde el amor por una humanidad compartida. Somos uno.
¡Abrazo fuerte!
Delfina