El miedo, la incertidumbre, y la opinión de los demás son variables que nos pueden hacer poner un freno o retroceder en la materialización de nuestros sueños y proyectos.
En mi camino como marca personal, algunas veces me encuentro en ese lugar, dudando de mi misma, de mi capacidad para “x”, con miedo o vergüenza frente al que dirán de los demás.
Y cuando eso me pasa, siempre intento volver a mí eje a través de la práctica de Mindfulness.
Vuelvo a conectarme una y otra vez con mi verdadero propósito, al PARA QUÉ estoy haciendo lo que hago. Y ahí, cuando puedo habitar esas preguntas desde un lugar más amable, más curioso, y más abierto a todas las posibilidades, es cuando surgen las verdaderas respuestas. Y por supuesto, una vez que llega la respuesta, tomar responsabilidad y hacer lo que haya que hacer. Decir no si no es un proyecto que me cierra del todo, o decir sí a una persona que tal vez no conozco tanto pero siento que puede sumar a mi trabajo.
Sea lo que sea, si estoy conectada y atenta a mi propósito, a mi Ikigai, a mi intuición, la respuesta siempre va a ser la correcta, y siempre va a ser desde un lugar de responsabilidad y no desde la victimización hacia aquello que no puedo controlar y está fuera de mi alcance.
Alguien alguna vez me dijo: si cambiamos las preguntas, cambian las respuestas. ¿Qué pasaría si pudiéramos reformular nuestros miedos en nuevas preguntas?
¿Cuál de estas preguntas te hace sentir más empoderada?
¿Va a funcionar? → ¿Cómo puedo hacer que esto funcione?
¿Debería probarlo? → ¿Cómo me voy a sentir si lo pruebo?
¿Voy a tener tiempo? → ¿Cómo puedo hacerme el tiempo?
¿Me van a juzgar? → ¿Necesito la aprobación de los otros para sentirme bien sobre esto?
Un abrazo, Delfina.