Los disfraces del TDAH en adultos

Por Delfina de Achával

| 06/10/2025 |

Cuando hablamos de Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH), muchos piensan en niños inquietos, que se distraen con facilidad y tienen problemas de concentración. Sin embargo, el TDAH no se limita a esa imagen: requiere un análisis más amplio y profundo.

En adultos, el diagnóstico es menos evidente y el trastorno puede esconderse detrás de múltiples “disfraces”. Una persona con TDAH puede ser funcional, inteligente, sensible… y aun así presentar dificultades características del trastorno. Algunos de sus disfraces:

1. Se disfraza de caos: te cuesta organizarte, priorizar, llegar a tiempo, sostener rutinas. Sentís que vivís en un desorden mental (y externo) constante. 

2. Se disfraza de pereza: te juzgan por «no ponerte las pilas», pero en realidad estás paralizado/a por no saber cómo empezar. 

3. Se disfraza de inestabilidad emocional: reacciones intensas, sensibilidad extrema, dificultad para regular lo que sentís. Todo te atraviesa mucho. 

4. Se disfraza de procrastinación: evitás tareas que te cuestan, incluso las que te gustan. Tu mente salta de una cosa a otra sin terminar ninguna. 

5. Se disfraza de desorganización: citas olvidadas, mails sin responder, mil pendientes abiertos. Y culpa constante por no poder con todo. 

6. Se disfraza de exceso de ideas: tenés creatividad y entusiasmo, pero te cuesta sostener el foco o concretar. Y el salto de una idea a otra te agota. 

7. Se disfraza de autoexigencia: sentís que das mucho, y aun así no alcanza. Vivís en la ambivalencia de «soy demasiado» y «no soy suficiente».

Reconocer estas manifestaciones en la adultez es clave para entender comportamientos, establecer estrategias de organización y mejorar la calidad de vida. El TDAH no desaparece con la edad, pero sí se puede aprender a gestionarlo de manera efectiva.

Después de muchos años de estudiar la mente humana integrando la ciencia occidental con la filosofía oriental, sentí una profunda necesidad de compartir mi mirada del mundo y reivindicar el poder de lo simple, chiquito y cotidiano para nuestro bienestar.

Quiero invitarlos a recorrer este espacio juntos, y así incorporar recursos y herramientas hacia una vida más alegre, liviana, y amable, en dónde honremos el vínculo con nosotros mismos y con quienes nos rodean.

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