Seguro escuchaste hablar de FOMO: fear of missing out, o el miedo a perderse de algo. Es un fenómeno muy difundido en esta época de redes sociales y novedad inmediata.
Pero también existe el JOMO, joy of missing out, o la alegría de perderse algo. Tiene que ver con el placer y la satisfacción que podemos experimentar al desconectarnos de la presión social de estar al tanto de todo. Y así, en lugar de sentir ansiedad por lo que podemos estar perdiéndonos, pasamos a disfrutar la tranquilidad y la calma de estar conectados únicamente con el momento presente.
De esto mismo se trata un libro divino que llegó a mis manos gracias a @koan.libros, “La alegría de perderse cosas”, de @svendbrinkmann. Y a pocos días de celebrar el Día Mundial del Libro (el próximo 23 de abril), me pareció una ocasión excelente para compartir algunas de sus lecciones.
A continuación, te dejo algunas ideas claves para empezar a celebrar la paz mental que puede traer el modo JOMO.
- Simplificá tus elecciones
Uno de los mayores regalos del JOMO es aprender a simplificar nuestra vida. Recurrir a hábitos y rutinas no solo organiza nuestra vida, sino que también ayuda a descansar la mente. Al reducir la cantidad de decisiones que tomamos cada día, podemos concentrarnos más en lo esencial y experimentar más paz. - Lo perfecto es enemigo de lo bueno
En un mundo que constantemente nos invita a buscar lo mejor y lo más perfecto, a veces olvidamos que lo que tenemos ya está bien. Si siempre estamos persiguiendo la perfección, perdemos de vista el disfrute del momento presente. Además, lo que hoy nos parece lo mejor, quizás no lo sea dentro de un año. - Practicá la gratitud
Valorar lo que ya tenemos es la forma más directa de dejar de mirar lo que los demás están haciendo. Practicar la gratitud diaria nos ayuda a concentrarnos en lo que tenemos frente a nosotros, sin caer en la trampa de las comparaciones y de querer más siempre. - No te compares
Las comparaciones pueden ser uno de los mayores enemigos del bienestar. Ser conscientes de este hábito nos permite mantenerlo a raya. Si alguna vez sentiste que “el pasto del vecino está más verde”, recordá que siempre podés empezar a cuidar tu propio jardín. Regar y cortar tu propio pasto es el primer paso para valorar lo que ya tenés. - Aprendé a vivir con limitaciones
Es natural sentir el deseo de no perdernos nada en un mundo lleno de tentaciones y opciones. Pero es importante aprender a vivir con limitaciones. No necesitamos lo último ni lo mejor para ser felices. A veces, lo que ya tenemos es más que suficiente, y lo nuevo no siempre trae los cambios que esperamos.