Hoy quiero contarles sobre algunos hallazgos del mundo de la neurociencia que tienen que ver con el universo emocional de los hombres vs. las mujeres.
Desde los años de mi tesis de Doctorado, vengo estudiando el tema de la “empatía”. La empatía se construye a lo largo de la vida, y puede ser un gran componente de la compasión, otras de las cualidades que me encanta estudiar!.
Y hoy traigo este tema porque me encuentro con que muchas pacientes mujeres me comparten vivencias tales como, “Me molesta mucho de mi pareja (hombre) que cuando le cuento cómo me siento, en lugar de escucharme y acompañarme en mi sentimiento, casi automáticamente me empieza a decir lo que tengo que hacer, o peor aún, me ‘reta’ por lo que no hice”. Por otra parte, también escucho hombres que me hablan de una potente “intuición femenina” en su mujer, como si “oliera” lo que les pasa, aunque no dijeran una palabra. ¿Les suena algo de todo esto?
Resulta que la ciencia tiene una explicación. Sabemos que hombres y mujeres somos muy diferentes en relación a cómo sentimos y expresamos nuestras emociones. Y esto se da por una predisposición genética, evolutiva y hormonal, y por un gran componente ambiental: la cultura y la sociedad en que vivimos. Es decir, no sólo somos y sentimos diferente porque fabricamos diferentes hormonas en nuestro organismo, sino también por cómo fuimos criados: ¿qué lugar ocupaban las emociones agradables y desagradables en nuestra casa, nuestra escuela, nuestro club? ¿Se habilitaba sentirse triste o enojado? ¿O se minimizaba? ¿Y cómo variaba eso entre niños y niñas?
Leyendo el libro “En el limbo” de Estanislao Bachrach, me interesé mucho por un estudio científico de Shamay y colaboradores que afirma que tanto hombres como mujeres tenemos dos sistemas de empatía: la empatía cognitiva y la empatía emocional. Pero no los usamos de la misma manera.
En mi próximo blog de Vínculos les cuento sobre cada una y cuál es la clave para que ambas formas comulguen en una relación de pareja.
Ph: Lucy Dacrott Photography via Pinterest