CÓMO INTEGRAR NUESTRO CEREBRO (Y EL DE NUESTROS HIJOS) FRENTE AL ESTRÉS.
La corteza prefrontal es un área de NEOCORTEX que he estudiado mucho y me fascina. Sus encarga de la regulación corporal, conexión con los demás, balance emocional, extinción del miedo, flexibilidad y visión, empatía, moralidad e intuición. Está directamente relacionada con el área límbica y el tronco del encéfalo. Las REGULA, ayudándonos a gestionar nuestras EMOCIONES. Hace que pensemos antes de actuar. Nos ayuda a RESPONDER en lugar de REACCIONAR.
¿Cómo podemos aplicar esto a la crianza? Hay momentos en que vemos a los niños/as tomados por sus emociones más primarias. En ese momento el niño/a está en una situación de estrés en la cual el cerebro primitivo (reptiliano y mamífero) se dispara, de manera que la corteza prefrontal empieza a perder la capacidad de regularlo todo, y cuando ya no puede resistir más, se “voltea” y deja de ejercer balance emocional. Sumado a esto, la corteza prefrontal es lo último que se desarrolla en la niñez.
En este momento es inútil intentar hablarles a los niños o mandarlos a “pensar”, porque NO rige el pensamiento. Mucho más desaconsejable es que se nos “vuelen las chapas” también a nosotros. Entonces, ¿qué hacemos? Aplicamos “la pausa sagrada”. ¿Qué es esto? Tiene que ver con “dar espacio”, con esperar para responder de forma consciente y con dar mayor flexibilidad mental al estresor que se nos presenta. Me retiro y pido que alguien se quede con el niño, me regulo (puede ser practicando Mindfulness). Y una vez que los dos estemos integrados nuevamente, hablamos y pensamos juntos nuevos recursos para la situación que nos estresa.
Lo maravilloso que nos trae Mindfulness es que siempre podemos volver a nuestro cerebro integrado en sus 3 niveles siendo conscientes de nuestra experiencia (pensamientos, emociones y sensaciones físicas) y de por qué hemos llegado ahí, pero sobre todo tratando de evitar que esto llegue a suceder, a nosotros y nuestros niños/as. La práctica de Mindfulness ayuda a integrar nuestro cerebro, a que la corteza prefrontal a que no pierda el control, reforzando sus funciones de manera consciente.