Es uno de los temas que más abordo en mis charlas a empresas, porque sin duda es EL gran pendiente de este siglo.
Es que vivimos saltando de una cosa a otra. Abrimos una pestaña, respondemos un mensaje, empezamos una tarea y la dejamos a la mitad. Y después nos preguntamos por qué nos cuesta tanto concentrarnos.
La respuesta no está solo en el afuera, sino que está en cómo entrenamos a nuestro cerebro. Porque cada vez que interrumpís lo que estás haciendo para mirar el teléfono, estás reforzando algo: las conexiones de la distracción.
Aunque creas que estás siendo productivo, lo que ocurre es lo contrario: la multitarea baja tu rendimiento hasta un 40%. Y no lo digo yo, lo dice la Universidad de Stanford, que llevó a cabo un estudio donde comprobó que quienes hacen muchas cosas a la vez tienen más errores, menos foco y menor capacidad de organización mental.
Y sé que es difícil no rendirse a las perpetuas notificaciones, mails y pedidos del afuera, pero hay otra forma. La emprendedora y experta en productividad Sofia Contreras propone una idea tan simple como poderosa: recompensar tus sesiones de trabajo sin interrupciones.
¿Cómo? A pequeñas metas, pequeñas recompensas que ayudan a que se fijen en hábitos.
– 25 minutos de foco = una caminata
– Una hora sin notificaciones = ese café que tanto te gusta
– Una mañana de trabajo profundo = 20 minutos de lectura en silencio
Estoy convencida de que no se trata de hacer más, sino de hacer mejor. Con menos culpa, más intención y un cerebro que no esté en modo alarma.