Estamos en febrero y algunos de nosotros estamos de vacaciones o, tal vez, a un ritmo más lento que durante el resto del año. Por eso, en las imágenes de mi carousel de hoy les comparto unos tips que brindé en el Taller “Estar-Bien es una ciencia”, sobre hábitos saludables. Estos ejercicios nos traen calma y sensación de bienestar, y la gran protagonista es LA NATURALEZA.
Si bien muchas veces lo escuchamos, quiero contarles cómo la neurociencia está cada vez más interesada en estudiar el impacto de la naturaleza en nuestra vida.
Estudios recientes demostraron que los sonidos de la naturaleza ayudan a concentrarse y ejercen un efecto positivo sobre el organismo y el corazón. Aumentan la dopamina en el cerebro y son beneficiosos para el cuerpo. Cuando escuchamos sonidos naturales como el cantar de un pájaro, o el correr del agua en un arroyo, se produce una sensación similar a cuando escuchamos una música que nos gusta mucho y nos da escalofríos o piel de gallina.
Las actividades que les comparto nos ayudan a:
➡ potenciar las ondas alfa vinculadas al estado de meditación
➡ disminuir las rumiaciones mentales, ese círculo vicioso que sigue nuestro pensamiento cuando una preocupación nos obsesiona.
➡ facilitar que nuestra creatividad se libere, haciendo que se conecten entre sí ideas que nunca antes se habían relacionado a través de la red neuronal por defecto.
¡Los aliento a que pongamos en práctica estas actividades y de a poco ir incorporándolas en nuestras rutinas de bienestar!