EL AMOR MADURO NO TIENE MARKETING (PERO DEBERÍA)

Por Delfina de Achával

| 30/05/2025 |

Enamorarse tiene buena prensa. Mariposas, corazones rojos, flores, intensidad y deseo. Todo eso emociona, conmueve y vende. Pero lo que viene después no tiene tanto marketing. Porque no es tan simple, ni tan perfecto. Es incómodo. Pero es real. Es la belleza auténtica del amor maduro .

Es que crecer en el amor requiere madurez, y compromiso. Eso es entender que el otro no siempre nos va a hacer felices. Que habrá momentos de desencuentro, de silencio, de dudas. Que habrá partes nuestras que necesitarán más trabajo que flores.

Y que sostener un vínculo no es magia: es práctica, conciencia y elección. Es todo un desafío.

El amor maduro no se trata solo de con quién estás, sino sobre todo de cómo te parás frente al amor. Se trata de qué patrones propios estás dispuesto a revisar, de qué heridas decidís mirar. De qué nivel de incomodidad podés tolerar sin salir corriendo a separarte. Y también de qué tan dispuesto estás a dar.

El amor maduro también puede enseñarnos más allá de la propia relación. Porque todo eso que logremos trabajar y entender de nosotros mismos luego puede ser aplicado a otras personas, otros momentos, otros vínculos en nuestra vida.

El amor maduro no se ve en las películas. Tampoco se viraliza.

Pero el amor que se trabaja (el que no huye frente al tedio, el cansancio, el aburrimiento o la decepción) construye lo que más queremos: vínculos reales, seguros, llenos de confianza, de libertad y alegría serena.

La verdad es que amar de verdad no siempre se siente como un cuento. Por eso, tiene poco marketing. Pero es lo más parecido a una historia que SI vale la pena contar.

Después de muchos años de estudiar la mente humana integrando la ciencia occidental con la filosofía oriental, sentí una profunda necesidad de compartir mi mirada del mundo y reivindicar el poder de lo simple, chiquito y cotidiano para nuestro bienestar.

Quiero invitarlos a recorrer este espacio juntos, y así incorporar recursos y herramientas hacia una vida más alegre, liviana, y amable, en dónde honremos el vínculo con nosotros mismos y con quienes nos rodean.

Estas reflexiones también te pueden interesar: