Cuando piensan en sus vínculos, ¿qué les viene a la mente? ¿Piensan en sus grupos de amigos? ¿En los distintos círculos sociales que tienen? ¿En aquel “mejor amigo” que nos banca en todas?
Creo que si hay algo que nos dejó la pandemia, fue la importancia que tiene la conexión emocional en nuestra vida. ¿A quiénes verdaderamente extrañamos?
En una época donde el networking es el rey de la vida socio-laboral, donde nos enfocamos mucho en construir relaciones y “tener más contactos”, ¿frenamos a pensar en quiénes son los vínculos que realmente nos enriquecen y nos llenan de dicha? ¿Les dedicamos el tiempo suficiente?
Pienso que ningún vínculo puede sostenerse por default. Necesita de nuestro tiempo, de nuestra dedicación. Regar nuestras relaciones será lo que las haga crecer y dar fruto.
Y quizás esto mismo es lo que nos lleve a preguntarnos si preferimos acumular más y más relaciones superficiales, o dedicar tiempo a menos relaciones, pero con mayor profundidad.
Creo que es súper importante para nuestro bienestar. Poner el foco en nuestros vínculos, en aquellos más valiosos, sólidos y auténticos. Sabiendo que no son perfectos, y que requieren de nuestro coraje para poner límites saludables. Pero teniendo la certeza, también, de que son los que traen felicidad a nuestra vida.
¿Y cómo dedicarles tiempo a aquellas relaciones más valiosas? Creo que el primer paso es la PRESENCIA en el encuentro. No importa tanto cuántas veces pueda visitar a mi amiga en un mes, sino la presencia con la que esté en el encuentro que tengamos. La escucha atenta, el dejar el celular de lado, ayudarán a darle calidad a ese encuentro. Y, en definitiva, son esos encuentros los que construirán confianza y una relación que sea significativa y profunda.