Cuando te enojes, volvé a vos mismo y cuida tu ira. Y cuando alguien te haga sufrir, regresá a vos mismo y cuidá de tu sufrimiento, de tu ira.
No digas ni hagas nada, porque cualquier cosa que digas o hagas en un estado de ira podría estropear más tu relación.
La mayoría no lo hacemos, no queremos volver a nosotros mismos, sino perseguir a esa persona para castigarla.
Pero si tu casa se está incendiando, lo más urgente es volver a ella e intentar apagar el fuego, y no echar a correr detrás del que crees que la ha incendiado. Porque si hacés eso, tu casa se quemará mientras te dedicas a atraparlo. Y eso no es actuar prudentemente.
Debes regresar y apagar el fuego.
O sea, que cuando estás enojado, si seguís relacionándote o discutiendo con la otra persona, si intentás castigarla, estás actuando exactamente como alguien que se pone a perseguir a un enojo, mientras su propia casa está ardiendo.
Apaguemos el incendio, aunque sintamos aún enojo; no nos distraigamos en querer vengarnos. Pasemos por encima de eso y recuperemos la CALMA.
Hay situaciones más o menos complicadas, pero siempre es posible respirar profundo y calmarnos.¿Vamos a practicarlo?