El olfato es el sentido más primitivo que tenemos. Nos conecta directo con la emoción, con la memoria, con ese rincón del cuerpo donde todo se siente antes de pensarse.
Seguro conocés esa sensación: un aroma que, de repente, te transporta a una escena del pasado. Una ráfaga del perfume que usaba mamá para hacernos sentir niños de vuelta, las tostadas después del cole, una flor que te lleva a un viaje o a una estación del año.
Un solo aroma puede despertar un sinfín de emociones: calmar el cuerpo, evocar recuerdos o abrir un instante de pausa en medio de la vorágine.
Por eso, junto a @lilaj.bienestar pensamos pequeños rituales diarios para ayudarte a crear esos momentos. Instantes simples que, a través de los aromas, nos devuelven al cuerpo, al presente. Nos invitan a respirar y volver al eje.
Ritual de mañana
• Para arrancar el día con frescura y abrir las vías respiratorias: poné una gotita de aceite de eucalipto bajo la nariz y en las orejas o masajeate el cuero cabelludo
• Para trabajar: usá un difusor con menta, cedro o salvia* para enfocar.
* Evitá la salvia si estás embarazada.
Ritual de tarde
• Después de almorzar, cambiá el aroma del difusor.
• Probá con lemongrass o azahar para aportar frescura y claridad.
Un gesto pequeño, una energía nueva
Ritual de noche
• Masajeá tus pies con aceite base + lavanda.
• Perfumá la almohada con lavanda o sándalo.
• Spray casero: 50 ml de agua filtrada + 15 gotas del aceite que elijas.