Está comprobado que la meditación tiene beneficios para el cerebro. ¿Pero te preguntaste cuál es la conexión? En el curso que hice con @nazareth.castellanos se dieron algunas pautas sobre esto.

Cuando la atención está en la experiencia, se acoplan mente y cuerpo. Somos un sistema y todos los órganos están integrados, pero hay mayor y menor grado de conexión según lo que estamos haciendo. ¿Y adivinás cuándo sube esa conexión? Cuando meditamos.

Un estudio de Harvard determinó que el 47% del tiempo que estamos despiertos, hacemos algo y nuestra mente está en otro lado. Y cuando estamos haciendo algo que no nos gusta, si lo hacemos con la mente divagando, la sensación es peor. Eso no pasa cuando hacemos algo que no nos gusta de forma consciente. También funciona al revés: si hacemos algo que nos gusta estando presentes, aumenta la sensación agradable; y se vuelve menos placentera si lo hacemos con la mente dispersa. La mejor versión es hacer lo que estamos haciendo sin una mente divagante, porque cuanto más tiempo pasemos en este estado cerebral, menos bienestar tendremos en nuestra vida. ¿Cómo? De nuevo: con la meditación.

La práctica disciplinada de Mindfulness puede ayudar a entrar menos en la distracción y más en la atención. Algo que vale para el momento de la meditación, pero también para la vida cotidiana. Así que: ¡no te distraigas, date cuenta!