¿Alguna vez se pusieron a pensar en el vínculo entre AMOR y PERTENENCIA? Lo primero que se me viene a la mente cuando pienso sobre esto son mis primeras relaciones de pareja (ex novios, no se preocupen, quedarán en el anonimato). En aquellas épocas de juventud, me recuerdo en varias situaciones haciendo determinadas cosas para encajar en el “prototipo” del otro, y así sentirme “aceptada” y gustarme un poco más a mí misma.
Hoy, me doy cuenta de que el tema es exactamente AL REVÉS. Para sentir que pertenezco DE VERDAD, tengo que poner sobre el tablero de la vida y de mis vínculos más cercanos mi yo más auténtico, el POSTA, venga lo que venga. Tengo que animarme a decir “esto SOY YO”. ¿Y saben cómo consigo eso? Solamente aprendiendo, día a día y con mucho esfuerzo, a AMARME A MI MISMA.
Así que -sintiéndome algo mayor con esta frase-, este posteo es para ustedes, jóvenes (y para los no tan jóvenes, también). Les aseguro que “hacer” cosas, o “ser” de cual o tal manera para “pertenecer” y “gustar” al otro genera una falsa autoestima, tiene fecha de vencimiento, y lo que es peor aún, ¡es AGOTADOR!
Así que, si quieren ahorrarse tiempo y energía, arranquen al revés, cultiven el amor por ustedes mismos/as, TAL CUAL SON. Difícil tarea, ¿no? Pero siempre se puede volver a empezar por decisiones muy simples y muy concretas. Podemos empezar desde la autocompasión, el autocuidado, el registrar qué necesita mi cuerpo y mi mente HOY. Pase lo que pase. Venga lo que venga. Y así, sólo así, perteneceremos y estaremos en el lugar indicado y con la persona indicada en nuestra vida. ¿Qué les parece?