El mayor acto de amor del apego como padres, es el desapego

Por Delfina de Achával

| 24/10/2024 |

El otro día escuché en la tele a una embarazada primeriza compartir que su intención era que su hijo se adaptara a su vida, y no al revés. Y me quedé pensando…¿quién debería adaptarse a quién?, o ¿tal vez es mutua la adaptación? Los hijos llegan para revolucionarnos la vida. Son la transformación más grande que viviremos como personas, ¿cómo esperar que ese cambio sea silencioso y dócil?

Vi también un video del doctor Russell Barkley, una eminencia en el Trastorno por Déficit de Atención (TDA), donde decía algo muy esclarecedor: nuestros hijos nacen con más de 400 rasgos psicológicos que irán emergiendo a medida que maduren. Y si bien sabemos la importancia de la epigenética y el entorno para la posible expresión (o no) de esos rasgos, creo que estamos ante una generación de padres que vive con la culpa de sentir que es su modo de criar el que puede garantizar que a su hijo le vaya bien o mal en la vida.

Caímos en el error de pensar que somos capaces (y absolutamente responsables) de desarrollar personalidades, coeficientes intelectuales y habilidades. Pero nuestros hijos no son hojas en blanco sobre las que podemos escribir. Son mosaicos genéticos de nuestra familia extendida con una combinación única de los rasgos de esa genealogía.
Según Barkley, “nosotros somos los pastores, pero no diseñamos las ovejas”. Esta idea nos ubica en un lugar de cuidado, pero no determina quién es ese individuo al que cuidamos.

Esto no quiere decir que seamos simples observadores. Un pastor se ocupa de cosas importantes como elegir el potrero donde las ovejas pastan y crecen, determinar si están bien nutridas y protegerlas del peligro. Generamos el entorno para que el desarrollo suceda.

Nuestros hijos llegan al mundo con su propia identidad. En lugar de pensar que tenemos que moldearlos, la mayoría de las veces nos vamos a encontrar con que son ellos los que nos piden que nos amoldemos a su propio carácter. Aprender a conocerlos y darles el espacio para desarrollarse en libertad es una de las grandes lecciones de la vida. Y eso es desapego, para el despliegue de un apego seguro.

Gran tema para mi ❤️.

Después de muchos años de estudiar la mente humana integrando la ciencia occidental con la filosofía oriental, sentí una profunda necesidad de compartir mi mirada del mundo y reivindicar el poder de lo simple, chiquito y cotidiano para nuestro bienestar.

Quiero invitarlos a recorrer este espacio juntos, y así incorporar recursos y herramientas hacia una vida más alegre, liviana, y amable, en dónde honremos el vínculo con nosotros mismos y con quienes nos rodean.

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