Imagino que más de una vez escucharon la palabra “somatizar”. Incluso, quizá, alguna vez un amigo o compañero de trabajo les ha dicho “¡Estás somatizando! es solo un dolor de panza”.
Usamos mucho esta palabra en nuestras conversaciones diarias para referirnos a aquel malestar físico que relacionamos a un momento difícil que estamos atravesando. Y por eso, hoy quiero detenerme en este punto. Para entender con mayor claridad cuál es la relación entre “algo que estamos atravesando” y un malestar en nuestro cuerpo.
Antes que nada, vamos a las bases. ¿Qué es una enfermedad psicosomática? Es una afección que se origina en la mente, pero desarrolla sus efectos en el cuerpo.
¿En la mente? ¡Sí, así como lo ven! ¿Cómo puede ser esto?
Cuando una emoción difícil nos atraviesa, primero la percibimos en nuestra mente. Y se manifiesta en nuestro cuerpo cuando no la procesamos correctamente.
Cuando una emoción nos está afectando y no la estamos procesando como se requiere, el cuerpo comienza a darnos alertas a través de dolores leves o molestia, como ser una alergia, un dolor de panza, una contractura menor.
Pero cuando el tiempo pasa y seguimos en un ritmo muy acelerado, sin darle atención a la emoción que nos está hablando, es posible que la dolencia física se vuelva más profunda, y desencadene migrañas, úlceras, taquicardia, vértigo, ceguera transitoria, entre otros.
¡Nuestro cuerpo nos está hablando!
Son intentos que hace por comunicarse con nosotros y avisarnos que algo no está bien, y que quiere que lo ayudemos a recuperar la calma y el equilibrio.
Entonces, si algo nos duele de forma repetitiva y constante, hagamos una pausa y abramos nuestros oídos interiores. ¿Qué nos está queriendo decir nuestro cuerpo? ¿Acaso estoy sufriendo estrés, ansiedad, tristeza?
Animarnos a escuchar y a actuar en consecuencia, nos ayudará a cambiar nuestros hábitos por unos más saludables para nuestra vida.
¿Te resuena esto que estamos hablando? ¿Sentís que estás atravesando por algo similar?