Nuestros vínculos ocupan un lugar esencial en nuestra vida.
La pareja, la familia, los amigos, los compañeros de trabajo… Con cada uno compartimos algo diferente, y nos ayudan a ser quienes somos.
Por eso, hoy les traigo una reflexión que me parece vital al momento de pensarnos en relación a cada vínculo, sobre todo, cuando no nos estamos sintiendo cómodos/as o algo “nos hace ruido”.
La pregunta clave acá es: ¿DESDE QUÉ LUGAR ESTOY RELACIONÁNDOME CON ESTA PERSONA?
Les comparto algunos interrogantes para reflexionar.
¿Elijo esta amistad porque realmente me hace bien y me siento valorado/a?
¿O la elijo porque me siento solo/a, y quiero compañía?
¿O porque me “da lástima” que la otra persona esté sola?
¿Elijo esta pareja porque la quiero tal y como es?
¿O me propongo la misión de cambiarlo/a y “mejorarlo/a”?
¿Elijo pasar tiempo con este familiar porque me gusta estar con él/ella? ¿O porque siento la responsabilidad de sanar sus heridas o salvarlo/a de sus actos?
¿Le remarco a mi pareja constantemente los sacrificios que hago por él/ella?
¿O me relaciono desde un amor generoso?
¿Me animo a elegir lo que quiero para mi vida?
¿O dependo de que mi pareja o amigo/a me diga qué hacer?
Cuando una relación no nos está haciendo sentir del todo bien, es importante hacernos estas preguntas.
✔️ Puede ser que no nos estemos relacionando con esa persona desde un lugar genuino, sino desde un vacío que necesitamos llenar.
✔️ A veces, lo que mueve esa relación es el sacrificio, o la inseguridad, o la soledad. Y es importante darnos cuenta de esto para tomar cartas en el asunto.
Los y las invito a reflexionar sobre este tema. Un abrazo, Delfina.