¿Cuántos días nos la pasamos corriendo atrás de listas de tareas? ¿Cuántas veces nos encontramos en la situación de “tener que apagar un incendio”?
Qué sensación agotadora, ¿no?
A través de mi experiencia y mis estudios, fui descubriendo que uno de los mayores obstáculos con los que nos encontramos en nuestro día a día es la puja entre lo URGENTE y lo IMPORTANTE. Y todo empieza porque nos cuesta IDENTIFICAR cuál es cuál y establecer PRIORIDADES.
Clasificar algo como URGENTE, automáticamente justifica el tiempo que le dedicamos. ¿Pero es realmente IMPORTANTE para nosotros/as?
Les comparto algunas ideas a tener en cuenta a la hora de priorizar.
➡ Conocer tus metas reales. ¿Qué te apasiona? ¿Qué te hace sentir profundamente vivo/a? ¿Qué trae dicha a tu día? ¿Cuáles son tus proyectos más importantes y qué necesitás para realizarlos? Muchos días terminamos corriendo atrás de cosas que consideramos urgentes e importantes, pero que poco tienen que ver con nuestras metas reales.
➡ No apures tu cerebro. El apuro es el veneno de la productividad. Un cerebro apurado te dejará con una sensación de insatisfacción constante, de nunca llegar, y de agotamiento.
➡ Conocé la diferencia entre eficacia y eficiencia. Eficacia consiste en alcanzar las metas establecidas. Mientras que eficiencia se refiere a lograrlas utilizando la menor cantidad de recursos posibles.
➡ Agendate tiempos reales y físicos para el ocio, el descanso y tus vínculos. Si bien pueden no ser urgentes, evitarlos puede traer agotamiento, problemas vinculares, e incluso “burn out”
➡ Delegá lo que puedas en tu trabajo, y evitá reuniones sin un objetivo claro.
➡ Gestioná tu tiempo. Sé flexible al analizar distintas maneras de resolver una situación, en lugar de querer controlar que no “se te escapen” las horas del día.
La práctica de Mindfulness puede ayudarte a tomar pausas para reflexionar y ordenar tus prioridades.